Olor a Rosas
De todos es sabido desde hace muchos años que muchos son los que hemos sentido ese Olor a Rosas, con lo que la Santísima Virgen da señales de su presencia.
Este fenómeno tan emocionante desata en quien lo siente una cercanía a lo divino. Hay experiencias colectivas, en grupo y también personal, en el que solo lo sienten los afortunados.
Me gustaría poner en este apartado a todos los que nos remitan su testimonio para que todos participemos de la cercanía de la Santísima Virgen María.
Se entiende que la Santísima Virgen al hacerlo tan personal no llega a nuestro conocimiento, pero que estamos seguros que se producen más de lo que podamos pensar.
Este fenómeno tan emocionante desata en quien lo siente una cercanía a lo divino. Hay experiencias colectivas, en grupo y también personal, en el que solo lo sienten los afortunados.
Me gustaría poner en este apartado a todos los que nos remitan su testimonio para que todos participemos de la cercanía de la Santísima Virgen María.
Se entiende que la Santísima Virgen al hacerlo tan personal no llega a nuestro conocimiento, pero que estamos seguros que se producen más de lo que podamos pensar.
Viernes 16 de diciembre de 2022
En primer lugar, quiero indicar que mi TESTIMONIO es completamente VERAZ, esto es, se trata de una experiencia vivida y sentida por mí, encontrándome en plenas condiciones físicas y psicológicas a mis 43 años.
No tengo ningún afán de notoriedad ni por supuesto, ningún deseo de mancillar el sagrado nombre de NUESTRA MADRE.
TESTIMONIO:
Desde temprana edad, ya por los años 80, tuve conocimiento de las apariciones de la VIRGEN en Umbe e incluso siendo muy chico visite alguna vez su CASA acompañado de mis Padres. Recuerdo que pedí porque mi Padre sanará por un problema de rodilla, concretamente del menisco. Recuerdo también preguntarle a mi Padre si mis oraciones y el AGUA habían tenido su efecto y su respuesta afirmativa con una sonrisa benévola.
Luego pasó el tiempo y en definitiva media vida en la que la VIRGEN, su CASA, el agua sanadora y en definitiva la FÉ se perdieron en el recuerdo y todo quedó como en una nebulosa.
En 2011 me casé y en 2016 tuvimos a nuestra hija. Yo seguía con mi vida cotidiana y "mundana", hasta que los sucesos de febrero de 2020 sacudieron nuestras Vidas. Fueron tiempos amargos, de desazón y tribulación. Yo en mi fuero interno empecé a plantearme muchas cosas y a intentar obtener respuestas que no llegaban pues ni estaba en el camino ni conocía la VERDAD, luego no VIVÍA plenamente.
Correría finales de 2020, principios de 2021 cuando, si mal no recuerdo, encontrándome con mi Familia en Akarlanda (Leioa), por un casual, caí en la cuenta de que la CASA de NUESTRA MADRE se encontraba a escasos kilómetros así que decidí acercarme a ella y hacerla una visita. Y así fue. Desde ese día he sido un asiduo visitante a solas, o con mi mujer e hija y hoy es el día, en que recuperada la FÉ, soy un devoto peregrino de los caminos del SEÑOR.
Las dificultades no cesaban y ya bien entrado 2021 se empezaron a tomar por parte de las autoridades competentes medidas sanitarias y de otra índole, tendentes a contener los efectos que estaba causando la Pandemia, medidas que en mi caso y en el de mi Familia fueron complicando mucho nuestra vida diaria, hasta el punto que se nos prohibió realizar ciertas actividades o entrar en ciertos lugares si no acreditábamos determinados requisitos. Tuve que dejar de nadar (soy nadador de aguas abiertas) en el polideportivo donde regularmente entrenaba y me vi en la necesidad de tener que comprarme un neopreno para poder nadar en los meses de invierno en Gorliz. Ahí me dirigía dos, tres veces por semana para poder hacer el deporte que más me gustaba, encontrándome prácticamente solo en la Playa pero con una inmensa tranquilidad de espíritu.
Una de aquellas mañanas de Febrero de 2022, tras regresar de Gorliz, me disponía a darme una ducha de agua caliente en casa , pues tenía que almorzar e irme a trabajar de tardes. Tras la ducha, me dirigí a la cocina y cogí de uno de los cajones de arriba el AGUA del manantial de UMBE. Me dispuse, tras lavarme la cara y los pies, a darme un poco del AGUA sobre mi maltrecho hombro izquierdo, hombro que me lesioné hace unos años nadando y que desde ese momento siempre he tenido más delicado. Y he aquí que de manera repentina empecé a percibir un delicado y sutil OLOR A ROSAS, olor que desprendía mi HOMBRO y ninguna otra parte de mi cuerpo. Me quedé en ese momento desconcertado, y decidí investigar el significado de dicho olor dado que yo desconocía cuales eran las connotaciones.
Acudí a la página web de la VIRGEN DE UMBE, y mi dicha fué enorme al comprobar que el olor a rosas estaba asociado con la presencia de la VIRGEN.
Quiero creer que nuestra MADRE nos tiene bajo su protección, a mi y a mis seres queridos .
Gracias,
Joseba B.L.
Reflexión:
Una vez la Santísima Virgen se hace notar. Es un tema que se da muy a menudo y nos debiera llamar la atención cada vez que ocurre. Os aseguro que se da muchas más veces de las que pensamos solo que en algunos casos como en este se hace notar por el efecto que ha producido. Nos alegramos mucho que su relato lleva a otros muchos a animarse a contar su experiencia con la fragancia que deja la Virgen a su paso.
No tengo ningún afán de notoriedad ni por supuesto, ningún deseo de mancillar el sagrado nombre de NUESTRA MADRE.
TESTIMONIO:
Desde temprana edad, ya por los años 80, tuve conocimiento de las apariciones de la VIRGEN en Umbe e incluso siendo muy chico visite alguna vez su CASA acompañado de mis Padres. Recuerdo que pedí porque mi Padre sanará por un problema de rodilla, concretamente del menisco. Recuerdo también preguntarle a mi Padre si mis oraciones y el AGUA habían tenido su efecto y su respuesta afirmativa con una sonrisa benévola.
Luego pasó el tiempo y en definitiva media vida en la que la VIRGEN, su CASA, el agua sanadora y en definitiva la FÉ se perdieron en el recuerdo y todo quedó como en una nebulosa.
En 2011 me casé y en 2016 tuvimos a nuestra hija. Yo seguía con mi vida cotidiana y "mundana", hasta que los sucesos de febrero de 2020 sacudieron nuestras Vidas. Fueron tiempos amargos, de desazón y tribulación. Yo en mi fuero interno empecé a plantearme muchas cosas y a intentar obtener respuestas que no llegaban pues ni estaba en el camino ni conocía la VERDAD, luego no VIVÍA plenamente.
Correría finales de 2020, principios de 2021 cuando, si mal no recuerdo, encontrándome con mi Familia en Akarlanda (Leioa), por un casual, caí en la cuenta de que la CASA de NUESTRA MADRE se encontraba a escasos kilómetros así que decidí acercarme a ella y hacerla una visita. Y así fue. Desde ese día he sido un asiduo visitante a solas, o con mi mujer e hija y hoy es el día, en que recuperada la FÉ, soy un devoto peregrino de los caminos del SEÑOR.
Las dificultades no cesaban y ya bien entrado 2021 se empezaron a tomar por parte de las autoridades competentes medidas sanitarias y de otra índole, tendentes a contener los efectos que estaba causando la Pandemia, medidas que en mi caso y en el de mi Familia fueron complicando mucho nuestra vida diaria, hasta el punto que se nos prohibió realizar ciertas actividades o entrar en ciertos lugares si no acreditábamos determinados requisitos. Tuve que dejar de nadar (soy nadador de aguas abiertas) en el polideportivo donde regularmente entrenaba y me vi en la necesidad de tener que comprarme un neopreno para poder nadar en los meses de invierno en Gorliz. Ahí me dirigía dos, tres veces por semana para poder hacer el deporte que más me gustaba, encontrándome prácticamente solo en la Playa pero con una inmensa tranquilidad de espíritu.
Una de aquellas mañanas de Febrero de 2022, tras regresar de Gorliz, me disponía a darme una ducha de agua caliente en casa , pues tenía que almorzar e irme a trabajar de tardes. Tras la ducha, me dirigí a la cocina y cogí de uno de los cajones de arriba el AGUA del manantial de UMBE. Me dispuse, tras lavarme la cara y los pies, a darme un poco del AGUA sobre mi maltrecho hombro izquierdo, hombro que me lesioné hace unos años nadando y que desde ese momento siempre he tenido más delicado. Y he aquí que de manera repentina empecé a percibir un delicado y sutil OLOR A ROSAS, olor que desprendía mi HOMBRO y ninguna otra parte de mi cuerpo. Me quedé en ese momento desconcertado, y decidí investigar el significado de dicho olor dado que yo desconocía cuales eran las connotaciones.
Acudí a la página web de la VIRGEN DE UMBE, y mi dicha fué enorme al comprobar que el olor a rosas estaba asociado con la presencia de la VIRGEN.
Quiero creer que nuestra MADRE nos tiene bajo su protección, a mi y a mis seres queridos .
Gracias,
Joseba B.L.
Reflexión:
Una vez la Santísima Virgen se hace notar. Es un tema que se da muy a menudo y nos debiera llamar la atención cada vez que ocurre. Os aseguro que se da muchas más veces de las que pensamos solo que en algunos casos como en este se hace notar por el efecto que ha producido. Nos alegramos mucho que su relato lleva a otros muchos a animarse a contar su experiencia con la fragancia que deja la Virgen a su paso.